La etapa de la adolescencia es una más difícil para unos que para otros. En varias ocasiones, los distintos cambios producidos en ella resultan complicados de afrontar, derivando en clásicas actitudes negativas y de rebeldía.
Algunos ejemplos de este tipo de comportamientos, son:
- Aislarse del resulto de la familia
- Volverse introvertido
- Presentar una falta de identidad
- Lastimarse físicamente a sí mismo cortándose la piel
- Bajar su desempeño escolar
- Hacerse rebelde
- Consumir drogas y/o alcohol
La terapia que se brinda en un centro para jóvenes con problemas de conducta tiene un doble enfoque: por un lado, atender debidamente las problemáticas, las frustraciones o los traumas que pueda demostrar un adolescente; por otro, una vez atendidas, darles una solución.
Este tipo de situaciones es común en los jóvenes cuando se encuentran en la etapa de la adolescencia, pues en ella el ser humano vive toda una serie de cambios emocionales y físicos bastante complicados de asimilar.
Todos los problemas y los desafíos que hacen acto de presencia en la adolescencia no son exclusivos del menor en cuestión. Los padres también los viven y los padecen, pues en muchas ocasiones les resulta bastante difícil acercarse a sus hijos y mantener una relación de armonía y buena comunicación.
Debido a todo lo ya mencionado, la presencia en esta etapa de la vida de un proceso del tipo psicoterapéutico se convierte en una gran herramienta en pro de la interacción entre las partes implicadas.
Mientras el proceso sigue su curso, el joven se identifica y se siente apoyado y comprendido por los demás. Aunado a ello, también se le brinda la oportunidad de establecer opciones nuevas para afrontar los problemas de distinta manera y, en consecuencia, tener un crecimiento hasta la etapa adulta menos conflictivo, lleno de satisfacción para él y los suyos.
Enfatizando, la terapia para adolescentes que se otorga en un centro para jóvenes con problemas de conducta es que todos los menores recuperen y restauren su bienestar en el menor tiempo posible. Logrando cumplir con este objetivo, se garantiza que tanto el crecimiento del adolescente como la interacción con la sociedad del mismo no se vean perjudicadas a largo plazo.
