Hasta hace poco, el mensaje a los padres sobre cómo establecer y monitorear límites se enfocaba en hacer muchas preguntas. ¿Con quién vas a estar? ¿A dónde vas? ¿Cuándo estarás en casa? El quién, qué, dónde, cuándo y por qué fueron los sellos distintivos de los padres cariñosos, activos e involucrados.
Pero la estrategia no funcionó tan bien como se esperaba. Con el tiempo, nos hemos dado cuenta del ingrediente esencial para hablar con éxito con los adolescentes: no es lo que preguntamos, es lo que sabemos.
Se supone que los jóvenes prueban los límites e incluso ocasionalmente se desvían más allá de las líneas para ver qué hay ahí fuera.
Es nuestro trabajo como padres mantenerlos seguros estableciendo límites claros y apropiados y manteniendo conversaciones vitales sobre cómo ser lo mejor de sí mismos.
Debemos ser la voz en sus cabezas ayudándolos a mantener un buen juicio y convertirnos en padres que hagan que nuestros hijos quieran compartir sus experiencias.
Monitoreo efectivo
Uno de los principales consejos para una buena comunicación con adolescentes es no hacer demasiadas preguntas, ya que esto puede parecer controlador. Podrías controlar el celular y la computadora de tu hijo, implantarle un chip, contratar a alguien para que lo siga, y aún así encontraría maneras de escabullirse de ti.
Además, este tipo de dinámicas no es para nada saludable y solo ocasionará que tus hijos adolescentes sientan que no confía en ellos.
El monitoreo efectivo consiste en ser el tipo de padre cuyo hijo adolescente elige compartir lo que sucede en su vida. Queremos que nuestros hijos sepan que pueden contar con nosotros para cuidarlos y que comprendan que somos un control de seguridad, para que puedan estirarse sin desviarse demasiado.
Necesitamos construir el tipo de relación en la que ser honesto tiene sentido. La forma en que escuchamos les dice a los adolescentes que son libres de hablar; y controlar nuestras reacciones, les dice que pueden acercarse sin temor a ser juzgados.
Aquí 3 consejos para una buena comunicación con adolescentes:
- Controla tus emociones
El primer paso para comunicarnos efectivamente con nuestros adolescentes es aprender a monitorear nuestras reacciones. Cuando los padres sirven como cajas de resonancia, escuchando atentamente y ofreciendo orientación cuando se les pide, los jóvenes aprenden a intercambiar ideas con nosotros. Nos permiten ayudarlos a considerar cómo podrían desarrollarse las cosas. Y apoyarlos en la toma de decisiones. Por otro lado, cuando reaccionamos con furia, dejan de decirnos cosas que creen que nos harán sentir incómodos o enojados. - Sé un buen oyente
Los adolescentes anhelan la atención de los adultos (aunque a veces nos alejan). Por ello, la buena escucha es respetuosa.Escuchar y luego reflexionar sobre lo que escuchamos puede ayudar a los adolescentes a tomar conciencia de su propia sabiduría. Además, recuerda que escuchar con respeto y sin juzgar no significa necesariamente que estés de acuerdo con lo que nos dicen, solo significa que estamos en una zona de seguridad, libre de interrupciones, interrogaciones o reacciones.Los padres que escuchan saben lo que está pasando en la vida de sus hijos adolescentes y pueden protegerlos cuando sea necesario. - No hagas una tormenta en un vaso de agua
Cuando los adolescentes hablan de cosas que nos preocupan, nuestro instinto natural es ponernos en alerta máxima. Todo se convierte en una potencial catástrofe que debe ser resuelta. «Mamá, papá, creo que voy a reprobar este trimestre» se traduce en «¡Ningún hijo mío va a ser un fracasado en la escuela!» o «¡Nunca entrarás a la universidad!»Es mucho mejor presentar alternativas y mostrar soluciones realistas. Lo importante siempre es hacerle sentir a nuestros adolescentes que somos un equipo, no unos contra otros. Al final, todos buscamos el mismo objetivo: su felicidad y realización.Pero también puede suceder que, sin importar qué ruta elijas tomar para comunicarte con tus adolescentes, no logras acercarte a ellos y menos siendo niños con problemas de comportamiento.
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