Al preguntar sobre cómo debe ser la comunicación entre padres e hijos, un tema recurrente es el de los castigos. ¿Es bueno castigar a los niños? ¿Funciona? O por el contrario, ¿el resultado puede ser contraproducente a lo buscado originalmente?
En realidad es una tópico muy interesante, pues se trata de un método de aprendizaje usado durante miles de años. Al respecto, los padres deben educarse y reeducarse. Y es que sí: el castigo es una opción de probada efectividad. Sin embargo, los daños colaterales que trae consigo son graves.
Cuando el padre o la madre castigan a un niño, éste va adquiriendo cierto temor. A la par, va perdiendo confianza en s´mismo, pues siente latente la posibilidad de un segundo castigo. Dicho esto, es habitual que los expertos en la materia no sugieren ningún tipo de castigo.
Si no se corrige con castigos, ¿qué hacer para corregir malos comportamientos?
Hay varias técnicas de aprendizaje mucho más efectivo que los castigos. Un primer ejemplo de ellas es el refuerzo. Implica permanecer atento de lo que el niño hace bien, esto con el fin de reforzarlo y decírselo.
Ojo: un refuerzo no es solamente una frase como, «eres muy bueno», pues no hay mucho de fondo. Para que sea efectivo, es necesario que el refuerzo esté sustentado en valores.»Espero estés orgulloso del tiempo que has estudiado y del resultado, yo como mamá lo estoy por tu esfuerzo».
Otro método es la sobrecorrección. La sobrecorrección se basa en pedirle al menor repetir lo que hizo mal, pero ahora de manera apropiada. Por ejemplo, el niño cerró la puerta de mala manera, no se le grita: «¡Aquí no se cierra la puerta así!». En lugar de eso, se le pide que vuelva a cerrarla de manera adecuada. «¿Podrías volver a salir y cerrar la puerta apropiadamente?». Sin subir el tono de la voz, sino manteniendo un volumen conversacional. Una vez que lo haya hecho como se debe, se le da las gracias.
Una herramienta más es el llamado aprendizaje vicario, o por observación. Los niños aprenden de todo lo que ven; la televisión, internet, dispositivos móviles, todo. Por supuesto, también lo hacen cuando nos miran a nosotros. Por ello, es responsabilidad de los padres proporcionarles un buen material para copiar.
Terminando con «cómo debe ser la comunicación entre padres e hijos: castigos», si se ha de recurrir a un castigo es mejor llamarlo «consecuencia». «Si tu no estudias para tu examen, la consecuencia es que no podrás jugar videojuegos.