Para que se dé una comunicación efectiva entre padres e hijos, es importante tomar en cuenta en todo momento los siguientes aspectos:
- Utiliza enfoques para comunicarte con tus hijos que vayan acordes con sus distintas etapas de desarrollo. Esto resulta especialmente importante de cuidar en la etapa de la adolescencia, pues es en ella cuando los hijos se muestran más inaccesibles y rebeldes
- Considerar las diferencias interpersonales que existen, es decir, toma en cuenta la forma de ser de tus hijos, sus edades y las circunstancias por las que pudiera estar pasando (una mala calificación en la escuela, rompimiento de un noviazgo, el fallecimiento de un familiar, etcétera)
- Aprende a valerte de la comunicación como una herramienta fundamental para llevar a cabo la transmisión de valores a tus hijos
- Por último, pero no por ello menos importante, ten consciencia de que nadie es perfecto. Todos tenemos errores y fallas, y esto incluye tanto a tus hijos como a ti como padre o madre, las cuales pueden terminar por afectar de manera negativa en el proceso de comunicación
Así mismo, para aquellos padres que tienen dos o más hijos o hijas, es vital tener en mente es que, a pesar de que todos sean del mismo padre y la misma madre, y aparentemente hayan sido educados de la misma manera, cada uno de ellos es único. Esto significa que no seguramente a todos los hijos le deberás hablar de la misma manera, aunque quieras decirles lo mismo.
En ese sentido, y cuando sea el momento de regañar a uno de ellos o anunciar un castigo, lo mejor siempre será hacerlo de manera individual. Separa espacios para conversar con cada uno de ellos, pues a nadie le gusta que lo repriman frente a los demás.
Claro, no sólo dejes el tiempo en privado para aspectos negativos. Cuando quieras hablarle a tu hijo sobre un tema “complicado” (como la religión o el sexo), de igual forma suele resultar mejor hacerlo uno a uno, sin nadie más que esté escuchando.
La comunicación efectiva entre padres e hijos no es siempre fácil de lograr, dependiendo en gran medida de las actitudes de cada miembro de la familia. Es fundamental que toda la familia tenga el sincero deseo de mejorar su relación para para poder conseguirlo.