Más que los primeros meses de vida o los terribles dos, una etapa que los padres verdaderamente miran con terror es la adolescencia.
Cuando los niños tienen 14,15 o 16 años, pueden cometer los mismos errores y tener los mismos ataques de berrinche que los niños pequeños, la única diferencia es que ahora no puedes vigilarlos todo el tiempo ni saber qué harán.
Ahora querrán pasar menos tiempo contigo y más con sus amigos, y es posible que inviertan mucho tiempo en sus cuartos, redes sociales o fuera de casa.
Además, los preadolescentes y los adolescentes tienen necesidades de desarrollo diferentes a las de los adultos, están ingresando a la pubertad y no entienden los cambios físicos y emocionales que están ocurriendo en tan poco tiempo.
Quizá no lo recuerdas tanto, pero definitivamente son tiempos confusos en los que los padres deben estar más presentes que nunca priorizando la importancia de la salud mental de sus adolescentes e identificando signos de alarma.
¿Pero cómo saber si hay algo mal con tus hijos? Toma en cuenta estas señales:
- Cambios en el rendimiento escolar. Una mala calificación ocasional es una cosa, pero cuando tu hijo simplemente pierde la motivación, se salta clases y reta a sus profesores, es probable que haya un problema mayor oculto.
- Cambios en el sueño. Sabemos que los adolescentes suelen desvelarse y no disfrutan levantarse temprano, pero si tu hijo sufre de insomnio crónico o prefiere dormir en lugar de convivir con la familia o los amigos, quizá sufra algún trastorno de salud mental.
- Cambios de humor demasiado drásticos. Es normal que los adolescentes tengan cambios de humor repentinos, pero hay que prestar atención en caso de que lloren demasiado, estén molestos todo el tiempo o pierdan la paciencia fácilmente. Puede que tu hijo esté luchando contra algún tipo de angustia mental o emocional.
- Pérdida de interés en las actividades que disfruta. A los adolescentes les gusta divertirse los fines de semana con sus amigos o practicar deportes para ser más populares. Sin embargo, experimentar luchas como la ansiedad, el estrés o la depresión puede hacer que pierdan interés en eso que tanto amaban hacer, así como en sus amigos, lo que provoca un aislamiento extremo que solo empeora los síntomas.
- Variaciones en su peso. Muchos adolescentes recurren a la comida para aliviar los conflictos mentales que atraviesan, por lo que puede que ganen más peso. Por otro lado, los jóvenes víctimas de burlas respecto a su imagen pueden restringir alimentos para ser socialmente aceptados. En este caso, su peso bajará. Así que si notas cambios drásticos en su cuerpo, es posible que haya una preocupación relacionada con los alimentos.
Ahora, haz las preguntas correctas
Una vez que hayas observado el comportamiento de tu hijo y estés convencido de que algo no anda bien, es momento de hacer las preguntas correctas y abordar el problema.
Al principio puede ser complicado e incómodo, pero una vez que logres romper el hielo y los alientes a que se abran, te será más fácil tomar las decisiones adecuadas.
Una forma de crear una conexión es compartir tus cosas primero. Comienza por hablar sobre cómo fue tu día, lo que hiciste y quizá alguna anécdota divertida. Esto ayudará a que tu hijo sienta la confianza de recurrir a ti por ayuda.
Después, puedes preguntarle si puede compartir algo sobre su día. Eso sí, evita hacer preguntas demasiado abiertas como: «¿Estás bien?», o “¿Te pasa algo?”. De lo contrario, solo obtendrá respuestas como “sí”, “no”, “nada”.
En su lugar, hazles preguntas que impliquen respuestas más elaboradas como:
- «¿En qué has estado pensando hoy?»
- “¿Cuál fue tu parte favorita de tu día?”
- “¿Qué fue difícil en tu día?”
- “¿Qué te preocupa que sientas que hoy no puedes manejar?”
- «¿Cuándo fue la última vez que saliste con tus amigos?»
- “¿Por qué dejaste de hacer esto que te gustaba tanto?”
- “¿Cómo puedo animarte o apoyarte para que te sientas mejor?”
Procura realizar estos “controles de salud mental” para comprobar el estado anímico de tu adolescente al menos 3 o 4 veces por semana.
Y si durante un tiempo no logras comunicarte con él o ella, o su comportamiento se ha salido un poco de control, quizá sea buen momento de asesorarte con los profesionales.
Sunset Bay Academy, en Tijuana, ofrece programa para jóvenes rebeldes y con problemas de adicciones.
Aquí, tus hijos podrán recibir apoyo para completar sus estudios académicos al mismo tiempo que trabajan aspectos emocionales y otros conflictos que pudieran orillarlos a malos hábitos y compañías.
Además, los padres también reciben talleres y seminarios para aprender a tener una mejor comunicación con los hijos y aprender sobre la importancia de la salud mental.
Conócenos y descubre por qué una escuela para jóvenes con problemas de conducta puede ser lo mejor para ti y para tus hijos.
¡Te esperamos!