Para que los papás puedan tener una buena relación con sus hijos, son varios los factores que intervienen. Uno de ellos es la comunicación, que en realidad es fundamental para el fortalecimiento de los lazos afectivos entre los miembros de la familia.
De igual forma, son múltiples y muy variadas las causas de la falta de comunicación entre padres e hijos que existen, siendo importante atacarlas en cuanto son detectadas para no tener que arrepentirse más tarde, no sólo por no poder comunicarse correctamente, sino porque eso podría traer consecuencias que, en el peor de los casos, serían mortales.
En ese sentido, algunas de las principales causas de la falta de comunicación entre padres e hijos, son las siguientes:
- Generalizar: “Nunca llegas a la casa temprano; nunca haces la tarea”. Aunque en efecto esas sean las tendencias del joven, seguramente en algún momento sí ha llegado pronto al hogar y sí ha realizado su tarea.
- No escuchar: O mejor dicho, no saber escuchar para en verdad ser capaz de comprender lo que los demás quieren decir.
- Discutir sobre situaciones del pasado: es habitual que, aparentemente “de la nada”, surjan discusiones sobre hechos que tuvieron lugar hace ya algún tiempo, incluso años. ¿Para qué vivir en el pasado en vez de mirar y trabajar por construir un mejor futuro?
- Etiquetar: Catalogar de la misma manera comportamientos o hechos similares, recordando algún suceso en particular, es algo que en definitiva debes evitar.
- Ser contradictorio: Si te pareció bien algo que hizo una vez, y así se lo hiciste saber de alguna forma, no lo confundas en un futuro actuando de manera contraria.
Consejos para mejorar la comunicación con tus hijos:
- Ojo con el lugar para dialogar: Quizás pudiera parecer poco importante, pero el lugar para platicar con un hijo sobre un tema en específico debe ser el apropiado, pues de no ser así la situación puede tornarse complicada para ambos. Por ejemplo, evita llamarle la atención enfrente de sus amigos; espera a estar a solas con él, de preferencia en casa.
- Pregunta sin reproches: Los reproches no sólo dificultan que la comunicación sea buena, sino que acaba por entorpecerla.
- Atención con la forma en que te diriges a tu hijo: No abuses de expresiones como “Tú deberías de” o “Yo debería”. En su lugar, prueba con frases como “¿Qué te parece sí…?” o “Quizás te convenga”.
- Cuidar que la comunicación sea fluida y productiva: Un “vicio” habitual y perjudicial para la comunicación es el interrumpir al otro. Busca, siempre, hablar y permitir al otro que haga lo propio, fomentando además que las respuestas sean resultado de una reflexión, en lugar de contestaciones rápidas sólo para “defenderse del ataque del otro”.
Ahora que ya conoces algunas de las principales causas que afectan la buena comunicación en la familia, ¿te has identificado con alguna de ellas?