Para un adulto resulta sumamente difícil comprender el comportamiento de la adolescencia. Esto puede parecer un tanto extraño, pues a final de cuentas quienes ahora son adultos antes fueron jóvenes. Si bien esto es cierto, también hay que comprender cómo las condiciones de vida han cambiado; un breve ejemplo es que antes no existían los celulares ni las redes sociales.
Precisamente una duda común de los padres es por qué los adolescentes se mensajean tanto a través del celular. De acuerdo a investigaciones, esta tendencia se debe principalmente a dos razones: tratarse de un medio de difusión casi universal (casi todos el mundo tiene uno), y dan un sentido de privacidad, pues los SMS parecen “notas secretas”, convirtiéndolos en un medio ideal perfecto para mensajes íntimos.
Una duda muy recurrente de los adultos hacia el comportamiento de la adolescencia es, ¿por qué siempre están cansados si comen mucho? Y la respuesta es muy sencilla. Conforme se llega a la pubertad, el cuerpo requiere una mayor dosis de nutrientes, esto debido al crecimiento rápido. En cuanto al cansancio se refiere, éste suele tener dos razones: los problemas de adaptación a esta etapa de la vida, los cambios hormonales y el esfuerzo adicional son una; y la otra es el retardo en el reloj biológico que controla el ritmo de sueño.
Otra pregunta común es, ¿por qué no piensan las cosas? Aunque para los adultos este comportamiento parece ilógico, la realidad es que sí tiene una razón de ser. Lo que en realidad pasa es que aunque los jóvenes de esta edad llegan a las conclusiones de la misma forma en que los adultos lo hacen, en la adolescencia no se cuenta con las habilidades sociales necesarias para conservar sus decisiones.
Una interrogante del millón es su carácter. ¿Por qué cambian de humor de manera tan repentina? Aquí las grandes culpables son las descargas hormonales vertidas en el organismo, las cuales llegan a provocar transiciones rápidas de alegría a tristeza, de furia a amabilidad, haciéndolos parecer que incluso son bipolares. Pero como vemos no se trata de una enfermedad, sino de una situación normal propia de esta etapa de la vida.